Dejé abierta la puerta,
por si llegara la vida.
Entretanto,
sumido en penumbras,
cavilo y espero.
Es casi mediodía,
cuando alzo la mirada
y la casa se ve vacía.
Pasan las horas
y mi puerta sigue abierta.
Ya viene la noche.
Las flores
su perfume exhalaron
y las abejas bulliciosas,
callaron.
Grito,
y el silencio de la noche
me dice que es en vano.
La vida no llegó.
Solo,
me alejo
entre la bruma
y la nostalgia,
de la vida ausente.